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Posted by : Unknown
26 mar 2014
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Estaba solo, solo en esa fría habitación la cual hacia
momentos atrás había sido testigo de mis gemidos y lamentos hacia Sasuke.
Sentía como era acariciado por una cálida mano, gentil,
reconfortante, me sentía como si fuera lo más preciado para esa persona.
Comencé a abrir lentamente los ojos, topándome con otros aguamarina los cuales
me observaban tristemente.
¿A que se debía esa mirada?
Extiendo una de mis manos hacia su rostro acariciándolo
dulcemente.
-No llores Gaara-Chan, yo estoy aquí – le sonreí lo máximo
que mis músculos faciales me permitían, el no estaba llorando, al menos no su
rostro, pero su corazón si lo estaba, era algo que con tan solo verlo podía
darme cuenta.
-no estoy llorando – y dicho esto, unas lagrimas comenzaron
a asomarse, el sostuvo mi mano gentilmente, aferrándose a ella como si de algo
preciado se tratase – no lo estoy – yo me reí de el por su actitud infantil
logrando que una sonrisa sincera apareciera en sus labios.
Trate de sentarme, pero tanto mi parte baja como el resto de
mi cuerpo dolía horrores, provocando que volviera a acostarme. Gaara me miro
asustado, a lo que yo simplemente me reí.
-al parecer no puedo moverme de aquí – el se acerco hacia mí,
sorprendiéndome, pero al darme cuenta que trataba de ayudarme a sentarme, tan
solo sonreí – Gaara-Chan, no te impacientes, si me dejas aquí un rato
seguramente podre moverme – él se sentía impotente, podía verlo con tan solo
observar sus ojos – además, quédate tranquilo que cuando pueda iré directo a
bañarme, si no lo hago después tendré problemas – yo reí divertido a lo que
Gaara simplemente me miro dudoso.
-¿a qué te refieres con eso? – no pude evitar explotar de la
risa, realmente Gaara cuando quería podía ser muy lindo e inocente.
-si tienes el semen mucho tiempo dentro de ti, después es
muy probable que te duela el estomago o expulses gases – se lo decía mientras
imitaba a Kakashi de forma divertida, provocando un sonrojo seguido de una risa
por parte de Gaara – pero dejando eso de lado – comienzo a observar lentamente
mi cuerpo sin mover la sabana que ocultaba mi miembro dormido – ese tipo sí que
se excedió, me costara mucho tapar esto, además, si así esta adelante, no me
quiero imaginar cómo tengo la espalda – suspiro sonoramente – lo bueno es que
antes de irse desato el obi de mis manos – Gaara comenzó a acariciarme
lentamente la cabeza.
-Naruto ¿ya estas mejor? – estaba serio, preocupado,
provocando que me recordara a mi dulce madre. Yo le agarre su mano mientras la unía
junto con la mía.
-sí, ya estoy mucho mejor, no te preocupes – le regale una
tierna sonrisa, provocando que se sonrojara. Sinceramente, Gaara podía ser muy
tierno si lo deseaba, aunque ni el mismo se diera cuenta.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Luego de eso, Gaara me trajo el desayuno en la cama, al
parecer nadie más se encontraba allí dentro, por lo tanto pude desenvolverme
con tranquilidad.
Al terminar de bañarme y limpiar cada rincón de mi cuerpo,
el me prestó ropa la cual había ido a buscar de su casa. Mi celular estaba apagado,
no sé en qué momento lo había hecho, o si lo hizo alguna otra persona, pero en
ese momento me daba igual, quería tratar de olvidar el que vivía en la mansión
Uchiha, quería olvidar que ellos eran mis hermanastros, quería olvidar que
Naruko era mi hermana, todo, quería olvidar todo eso y solamente saber que en
este momento me encontraba junto con mi mejor amigo, riendo, dejando de lado a
todo el mundo que nos rodea.
A las 10 de la noche aparecieron los chicos del día
anterior, logrando, de esa forma, poderme disculpar con el joven que había
accedido a tener sexo con migo, ya que cuando nuestros cuerpos se volvían uno,
yo no pude evitar decir su nombre, no pude evitar sumergirme en esa ilusión de
que el que estaba arriba mío era Sasuke, y no un completo desconocido.
Esa noche también me había quedado a dormir, mientras me
divertía con todos los allí presentes, creando nuevos lazos y amistades, ya
que, a pesar de que parecieran personas muy raras, poseían un gran corazón, y
estaban dispuestos a ayudarme con cualquier cosa que me sucediera.
Al día siguiente, tanto Gaara como yo, faltamos a la
escuela, yo no quería regresar para verlos a ambos, y él no quería dejarme
solo. Aunque, siendo sinceros, estaba seguro que, por más de que yo deseara ir
a la escuela, mi cuerpo no lo soportaría.
Regrese a casa a las 8 de la noche, Gaara me dejo en la
puerta, no sin antes mostrar preocupación por mí, a lo que yo simplemente le respondí
“Tengo que ir a mi casa, no me queda de otra ¿verdad?” mientras sonreía
forzadamente.
Seguramente el sabia, al igual que yo, que si fuera por mí
no pondría ni un solo pie en ese lugar. Pero quiera o no esa era mi casa, era
mi hogar, y por más que sea el único lugar de la faz de la tierra el cual
desearía no pisar jamás, eso era algo que no se podía evitar.
Abrí las rejas de la parte delantera de la casa y camine
hasta la puerta de entrada, me quede observándola unos minutos antes de entrar,
era tan grande, tan imponente, que hasta daba miedo, pero era una barrera la
cual tenía que superar.
No había otra opción.
Coloque la llave, abriendo la puerta en su totalidad
obteniendo como bienvenida a un grupo de sirvientas las cuales con una sonrisa
y reverencia me decían “Bienvenido a Casa Joven Naruto”. No importa cuánto
tiempo me recibieran de aquella manera, esto no dejaba de ser incomodo para mí.
Rápidamente, subí decidido hacia mi habitación, cerrando la
puerta una vez entre en ella. Esta se encontraba completamente ordenada, como
si lo sucedido hacia días atrás fuera solo un sueño, alguna especie de mentira.
Pero yo no me engañaría a mí mismo, eso no había sido ninguna ilusión, no había
sido falso, eso sin duda había ocurrido, ellos 2 tuvieron sexo en esa cama, en
esta habitación.
Apretó mis puños fuertemente, me bañaría, y luego, dormiría
en una de las habitaciones de huéspedes, mañana les diría a alguna de las
criadas que me mudaría a otra habitación.
No quería siquiera tocar algo que ellos hayan echo con sus
manos llenas de sudor y placer.
Me desvisto tirando la ropa en cualquier sector del suelo,
para luego cerrar la puerta del baño, enciendo la ducha y comienzo a lavar cada
centímetro de mi piel.
No es como si ya no me hubiera bañado en el lugar donde había
dormido durante estos 2 días, es tan solo que quería hacerlo mientras era
observado por mi mismo en ese gran espejo el cual había sido testigo de mis
actos más indecorosos hacia mí mismo. Realmente tenía todo el cuerpo destruido,
en mi espalda se podía notar con claridad el que me habían azotado sin piedad
alguna y, para agregar, las marcas de chupones junto a mordeduras y algún que
otro corte todavía estaban completamente gravados en mi piel.
Cualquiera que me viera no dudaría en pensar que había
tenido sexo con algún sádico pervertido. Comienzo a ver mis muñecas, estas
todavía conservaban las marcas.
Suspire.
Escuche a alguien entrar por la puerta de mi habitación.
Estaba seguro que no eran ningunas de las criadas, ya que no había escuchado
que golpearan, además, tanto la “pareja feliz” como mis padres golpeaban al
entrar ¿Quién sería?.
-Dobe, asique al fin te dignaste a aparecer – mi cuerpo
comenzó a temblar, ya había apagado la ducha, por lo tanto podía escuchar su
vos con completa claridad, mi corazón comenzó a latir frenéticamente y mis
manos comenzaban a sudar – primero no quieres dejar a Naruko sola conmigo y,
repentinamente, desapareces por casi 3 días enteros – observo mi rostro a
través del empañado espejo, viendo con claridad el gran sonrojo que cruzaba mis
mejillas, no podía pensar con claridad, no entendía siquiera que era lo que él
me estaba diciendo – no sé si decirte mentiroso o si agradecerte – algunas
lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas ¿a que se estaba refiriendo? – Bueno,
aunque gracias a ti pude tener la virginidad de tu hermana, así que donde
estuviste estos días me da completamente igual – comenzó a sentir como la ira
se apoderaba de mí ser junto con un gran dolor en mi pecho, esto no se quedaría
así, yo no quería sufrir más.
Le daría fin a esto de una vez por todas.
Abrí la puerta del baño, dejando al descubierto mi cuerpo
entero ante él, exceptuando mi miembro, el cual estaba cubierto por una toalla
la cual estaba amarrada a mi cintura.
Cruce mis brazos ante él y lo mire de forma altanera.
-pues felicitaciones ¿eso es lo que querías oír? ¿Ne? Sasuke
– mi voz era fría como también mi mirada. El simplemente me miraba de arriba
hacia abajo, como si estuviera analizando mis palabras junto con mi cuerpo. Por
supuesto, yo sabía que él, con tan solo verlo, no dudaría en sacar
conclusiones, las cuales de por si seguramente serian acertadas.
-Na-Naruto ¡qué significa esto! – por alguna razón la cual
yo desconocía, el se encontraba enojado, no, la palabra correcta seria
iracundo, sus ojos destellaban un color rojizo el cual nunca en mi vida había
podido ser testigo.
Pero eso no me importo, no quería que el siguiera dañando mi
corazón, no de esta forma.
-No te interesa – el golpeo la pared fuertemente, en un vano
intento de contener su ira.
-¿con quién? ¡¿CON QUIEN TUVISTE SEXO?! – yo sonreí
zorrunamente.
-Eso no te importa – el estaba a punto de replicar algo,
pero lo interrumpí – dime Sasuke ¿acaso fue divertido tener sexo con mi hermana
en esta cama? – Camine hacia mi objetivo, para luego, comenzar a rosar mis
manos en el acolchado – estar gimiendo una y otra vez el nombre de mi hermana
en la cama donde duermo habitualmente. No sabía que tenias esos fetiches –
Sasuke desvió la mirada, culpable como sorprendido, pero eso no me importo.
Camine hacia su dirección y, tironeando su remera hacia mí
de forma en que nuestros rostros estén lo más cerca el uno del otro, lo bese,
fue un beso salvaje, demandante, el cual yo en todo momento tuve el control,
para luego empujarlo fuera de mi cuarto.
-Si vuelves a hacer algo como eso en MI cuarto, lo pagaras caro, Uchiha – y, dicho esto cerré la puerta en su cara, asegurándola con
llave.
Mi cuerpo comenzó a temblar mientras caía lentamente hasta
poder sentir el frio suelo. Lo había besado, había logrado darle un beso, no me
importaba el haberlo forzado a hacerlo, no me importaba el que no me haya
correspondido.
Esos labios, esa lengua, esa sensación, se quedaría grabada
en mi mente por años.
Ya que nunca lo olvidaría.
Trato de tapar mi sonrojado rostro con ambas manos en un
inútil intento de ocultar mi felicidad.
Sin duda esto me traería problemas en algún futuro, pero no
me importaba, ya que este momento, esta sensación, era solo mía, ya que nunca
nadie podría robármela jamás.
Comencé a acariciar con la yema de los dedos mis labios.
“Eran tan suaves”
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