• Posted by : Unknown 10 mar 2014





    Varios días habían pasado desde que llegamos a la “La Casa De Veraneo Uchiha” los cuales transcurrieron con felicidad y tranquilidad.

    Desde ese día en la playa, nunca pude volver a tener otra conversación como esa con Sasuke, lo cual por alguna razón lamentaba en mi interior.

    Pero sobre toda las cosas, no podía evitar de que sus palabras me intrigaran.

    Si hay algo que debo reconocer de ellas era de que, tanto Naruko como yo, teníamos una relación demasiado fraternal, eso lo sabía desde hacia tiempo.

    Ya que nosotros éramos muy unidos, somos como una sola persona la cual fue dividida en 2 cuerpos físicos.

    Teníamos los mismos gustos, las mismas reacciones, incluso hacíamos los mismos gestos.

    Pero había algo que nos diferenciaba de sobremanera.

    Y esa era nuestra personalidad.

    Ya que, según tengo entendido, esta se forma a trabes de la vivencia de cada persona.

    Y Naruko no había vivido ni el 20% en comparación mía, aunque esto no es algo de lo que pueda alardear, y si fuera por mí desearía que se mantuviera así.

    No quería que ella sufriera y pasara por las mismas cosas por las que yo pase.

    Ya que el ser maltratado por tus compañeros en la escuela primaria, para luego que te violen no es algo que siquiera quieras desearle a tu peor enemigo.

    Sobre todo, teniendo en cuenta, toda la rehabilitación que debes hacer con psicólogos para que siquiera puedas relacionarte, al menos, con una persona.

    En mi caso, esa persona, fue Naruko.

    Cada vez que despertaba, cada vez que soñaba, incluso cuando miraba a otras personas o a mi mismo reflejado en el espejo, no podía evitar recordar a mi agresor.

    A ese demonio.

    Esto provoco que tuvieran que inyectarme sedantes para evitar que mi comportamiento violento dañara a los miembros del hospital, o incluso a mí mismo.

    Ya que en repetidas ocasiones ya lo había hecho.

    Fue en ese momento, cuando estaba en estado eufórico, que Naruko apareció llorando y me abrazo.

    Transmitiéndome toda la calidez y tranquilidad que yo necesitaba, largándome a llorar.

    Ella había sido la única persona que logro salvarme de mi tormento, ella, la cual con un simple abrazo mientras que suplicara que parara, logro detenerme.

    Después de eso, ella fue la única persona que estaba a mi lado.

    Después de que me trasladaran a varios hospitales, para luego quedarme definitivamente en el hospital de mi abuela, comencé a tranquilizarme.

    Lo sueños estaban, las sensaciones todavía perduraban en mi piel, pero la gente a mi alrededor era mi aliada, no mi enemiga.

    Estuve en rehabilitación dentro del hospital alrededor de 6 meses, los cuales luego continuaron, pero ya me podía relajar dentro de mi casa.

    De mi hogar, junto con la gente que apreciaba.

    Pero había algo que estaba cambiando en mi interior, no sabía que era, pero lo deseaba.
    Yo deseaba que se repitiera, deseaba que me violaran.

    Al principio no pude describir esa sensación, no entendía porque mi cuerpo se calentaba al recibir algún tipo de agresión.

    Pero solo me basto indagar en el tema para entender cuál era mi situación.

    Y esa era la razón por la cual había incitado a kurosawa-sensei.

    Provocando que confirmara mis sospechas.

    El resto, ya era historia conocida.


    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


    No la encontraba, Naruko no estaba por ninguna parte y ya me había cansado de buscarla.

    Últimamente, el bastardo de Sasuke, se encargaba específicamente de “secuestrar” a mi hermana cada vez que podía y, por si fuera poco, lo hacía tan bien que, a pesar de que me pasara horas buscándolos alrededor de toda la casa (la cual ya de por si era amplia) y por los alrededores, no había señal alguna de ellos.

    Joder ¡Ni que se hubieran esfumado de la faz de la tierra!

    Itachi simplemente estaba mirándome divertido desde el balcón de su habitación la cual estaba ubicado en el primer piso, no era para menos,  seguramente había pasado delante suyo unas 10 veces como mínimo.

    Estaba desesperado, pero es que no me gustaba para nada el que esos 2 estuvieran tanto tiempo juntos.

    Sobre todo, teniendo en cuenta, las miradas que se lanzaban llenas de complicidad, sumándole a los sonrojos y felicidad de daba a translucir Naruko en estos últimos días.

    No me gustaba.

    Un pequeño malestar en mi pecho se hacía presente, no había rastro alguno de ambos, no podía sacarme este malestar, solamente encontrándolos este se iría.

    Veo como Itachi me hace una seña con su mano para que suba, yo suspire, el no era de las personas que se burlan de otras, a menos no directamente, pero seguramente en esta oportunidad si lo aria, después de todo, reconocía que era un idiota por estar buscándolos durante más de 2 horas sin descanso.

    Una vez llego a su habitación, golpee levemente su puerta.

    Esto no lo hacía por educación, simplemente era, según Naruko, una de las reglas para convivir en la familia Uchiha.

    Por supuesto, después de todo, esta familia no era normal, eso era evidente.

    Itachi me abre la puerta, para luego, caminar nuevamente hacia el balcón.

    Yo simplemente lo seguí ya que, si me llamo hasta ese lugar, seguramente era para algo.

    Ambos quedamos viendo la hermosa vista que nos brindaba aquel lugar.

    Esta habitación, parecía ubicada en un punto estratégico en el cual te permitía ver la cancha de tenis, la de básquet, junto a la pileta y el mar a la derecha.

    Sin lugar a dudas, tenía una excelente vista.

    -Naruto ¿No estás cansado? Hace horas que estas buscando al estúpido de mi hermano y a Naruko – yo suspire, el tenia razón, estaba muy cansado, pero este malestar no se iba de mi pecho y lo peor de todo es que en vez de disminuir, parecía empeorar por cada segundo transcurrido.

    -Sí, realmente estoy cansado, pero por alguna razón debo encontrarlos, aunque no sabría decirte bien el porqué – el me miraba atento a cada una de mis palabras, analizándolas, para luego sonreír.

    -¿Sabes? Me haces acordar a mi cuando era un niño – yo lo miraba sorprendido ¿acaso lo que acababa de escuchar era cierto? – me la pasaba horas y horas junto a Sasuke, incluso me llamaba Nii-san – su sonrisa era cálida, pero terriblemente nostálgica, como si fuera un recuerdo atesorado – éramos inseparables – hizo una ligera pausa – pero con el paso del tiempo, me vi obligado a irme a estudiar fuera del país por razones familiares, viendo cada vez menos y menos a Sasuke – su expresión se endurecía por segundos – cuando me quise dar cuenta, el prácticamente me ignoraba – sonrió de forma divertida – paso de tenerme como un ejemplo a seguir a una barrera a la cual superar – rio levemente de forma divertida – cada vez que te veo, me acuerdo de cómo me la pasaba horas buscándolo, tratando de que estuviera solamente conmigo, es por eso que te comprendo Naruto –

    El me sonrió feliz y comprensivo, me costaba creer que Sasuke fuera así de niño, me hubiera gustado verlo.

    -¿Cómo era Sasuke de niño? – mi repentina pregunta confundió un poco a Itachi, pero aun así me respondió.

    -Era un chico alegre, no tenía muchos amigos, pero se la pasaba riendo – comenzaba a sonreír mientras observaba el paisaje – todo el tiempo llamándome Nii-san, Nii-san! – ambos nos reímos.

    -Si no me lo dijeras vos, no me lo creería – el continuo.

    -y eso no es todo, siempre me perseguía para que le leyera, incluso quería que lo llevara y trajera durante la escuela primaria – yo reí, divertido – me acuerdo que padre estaba frustrado porque el únicamente reclamaba por mí, a él siempre lo ignoraba – no podía parar de reír, era increíble como las personas cambiaban con el tiempo.

    Itachi me observaba con ternura mientras trataba de parar mi risa.

    -¿Y vos Naruto? – yo lo miraba entre risas tratando de comprender su pregunta.

    -¿Yo qué? – el insistió.

    -¿Cómo eran vos y Naruko de niños? – me había atrapado, no sabía que responder, no querían que supieran sobre aquello.

    Pero tampoco quería mentirles.

    -N-Nosotros, éramos muy unidos de niños – tartamudee, estaba nervioso – cuando estábamos en jardín nos decían que éramos “como una sola persona” – yo sonreí nostálgicamente – nosotros somos gemelos, por lo tanto, así lo creímos durante mucho tiempo – perdí mi mirada en el horizonte, mientras unos pájaros danzaban en el aire – cuando comenzamos la primaria, decidimos que cada uno debía hacer amistades por separado – mantuve un pequeño silencio, para luego, proseguir – nos seguíamos hablando, pero en cierta forma ya no era lo mismo – yo sonreí forzadamente – lo bueno es que luego nos arreglamos – no le quería mentir, pero no quería que supieran toda la historia.

    Después de todo, si bien era algo que me había pasado, no quería que las personas lo supieran.

    Se notaba que Itachi quería abrazarme, pero no lo hizo, provocando que yo se lo agradeciera mentalmente.

    En ese momento, veo a 2 personas que estaban caminando agarradas de la mano en la playa.

    -Itachi-Nii-san – el me mira – la playa de la Mansión Uchiha es privada ¿cierto? – el, al no entender mi pregunta, simplemente la afirma, para luego mirar hacia donde lo hacían mis ojos.

    Ambos estábamos sorprendidos, pero por alguna razón, suponía que Itachi ya lo sabía o al menos, sospechaba que la situación era de aquella forma.

    Yo también había pensado esa ligera posibilidad, pero aun así, no quería creerlo.

    Ellos parecían una pareja.

    Frunzo el ceño y, sin pensarlo salgo de la habitación corriendo.

    Estaba seguro que Itachi en ese momento me había gritado para que me detuviera, pero ya era demasiado tarde.

    Le daría a ese bastardo la paliza de su vida.

    Ya que Sasuke no podía estar junto a ella, no podía estar junto a mi hermana.

    Había saltado unas maderas que me impedían llegar a la playa y, corriendo a lo que más me daban las piernas, logro alcanzarlos.

    Ellos nunca se esperaron que yo los viera, tampoco que le pegara una patada justo en la cintura a Sasuke por detrás, ni que en este momento le estuviera por dar un fuerte puñetazo en la cara si no fuera porque Naruko lo sostenía mientras me gritaba que me detuviera.

    Esto no se trataba de un ataque de celos momentáneo, no, esto se trataba de traición.

    Sentía que Sasuke, al estar de la mano con Naruko, mi hermana, me estaba traicionando.

    A pesar de que yo esto ya lo venia venir, a pesar de todas las indirectas que había tenido con anterioridad, nunca pensé tenerlo justo delante de mis ojos.

    -Tienes un gran complejo de hermano dobe – sus palabras solo hacían querer aumentar mis ganas de golpearlo, ignorando él como mi hermana gritaba para que lo soltara.

    -ella también es tu hermana ¿o acaso lo olvidaste bastardo? – el sonríe de forma prepotente.

    -Naruko no es mi hermana de sangre, yo puedo estar con ella todo lo que quiera – el tironea con su mano mi remera, acercando su boca a mi oreja - ¿acaso no dijiste que solamente eran hermanos? ¿He? Cobarde – sentí como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, no sabía si había sido por culpa de su susurro en mi oreja, o por la ira contenida que sentía en mis adentros.

    Pero no me molestaría en averiguarlo.

    Sin pensarlo, logro hacer que Naruko soltara mi mano derecha y le pego fuertemente un puñetazo en la cara, para luego levantarme e irme.

    Itachi observaba la escena consternado mientras yo pasaba a su lado sin decir palabra alguna, ignorando los gritos e insultos de Naruko hacia mí.

    Me sentía traicionado de sobremanera y, para agregar, ese golpe no había podido sacar toda la frustración que sentía en mi interior.

    y para empeorar, el malestar en mi pecho había aumentado.

    Necesitaba tener sexo y olvidar todo, tener mi mente en blanco mientras una persona rompía hasta lo más profundo de mí ser.

     Maldito sea el día que hice esa promesa con mi hermana.




    0 comentarios

  • Copyright © 2013 - Nisekoi - All Right Reserved

    Zatsiel Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan