- Home>
- Mi Distorsionado destino 01 >
- Mi Distorsionado Destino - Mi Vida, Mi Pasado Parte 1
Posted by : Unknown
4 mar 2014
Siempre había sido diferente a los demás, o al menos eso creí…
Vivía en una casa normal, junto con mi madre, mi padre y mi
hermana gemela. Una típica familia de clase media, sin problemas en los cuales
resaltar. Yo siempre fui un chico normal, con calificaciones normales. Mi
hermana y yo siempre compartimos el mismo carácter extrovertido e imaginativo
que nos caracterizaba, hacíamos todo juntos, éramos inseparables…
Cuando entramos a la primaria, ambos decidimos hacer amistades
por separado. Fue una decisión repentina, podría llamarse “capricho” de nuestra
parte. No recuerdo muy bien lo que pensaba en ese entonces, pero si lo que provoco.
Ambos estábamos en salones separados, mi hermana, naruko,
logro integrarse en muy poco tiempo. Ella era feliz, y siempre se la veía con
una sonrisa en el rostro.
Mis padres estaban felices, pensaban que esa escuela era la
ideal para ambos al ver la eufórica reacción por parte de mi hermana.
Y esa fue su gran equivocación.
En mi salón, por alguna extraña razón que no llegaba a
comprender, era evitado por mis compañeros de curso. Nadie quería hablarme, y
los pocos que lo hacían terminaban siendo humillados.
Nunca había experimentado la soledad, creándome inseguridad
y, podría decirse, tristeza al toparme con ella.
En esos días, conocí a lo que en un futuro llame “mi refugio
personal”, se trataba de una hamaca de 2 columpios rodeado de grandes y espesos
arboles, en un rincón desolado de la plaza la cual estaba a una cuadra de mi
casa. Seria incontable la cantidad de veces que escape de mi habitación por la
ventana solamente para ahogar mis penas en ese lugar.
Con el tiempo, empecé a alejarme de mi querida hermana. Pase
de contarle todas y cada una de mis experiencias, a no decirle siquiera palabra
y media. Mis padres tenían presente el cambio de mi comportamiento hacia ella,
como también las incontables heridas esparcidas alrededor de mi cuerpo, con el
tiempo ellos empezaron a cuestionarme todas las tardes, y a veces noches, en
las que volvía a casa. Querían explicaciones, a lo que yo contestaba siempre
con un simple “estaba jugando con un amigo” o “me caí de la bicicleta”, pero
con el tiempo mis escusas dejaron de funcionar cuando más interrogantes
aparecieron.
Mi madre, kushina, era la más insistente al tema. Ya no sabía
que mentira decir o que excusa inventar.
El tiempo transcurría lenta y dolorosamente, pero yo en
ningún momento me di cuenta lo que en verdad perjudicaba a mis padres. Nunca me
había percatado de que mi padre, minato, no volvía en las noches del trabajo.
Tampoco me daba cuenta de la cara de sufrimiento de mi madre todas las mañanas.
Creía que solamente yo era el que sufría.
Que estúpido fui en ese entonces.
Aun puedo recordar el momento en el que me vi obligado a
madurar, aun recuerdo como yo, a los 9 años, presencie la inevitable confesión
de mi padre.
Era de noche, podía escuchar el viento soplar fuertemente en
mi ventana, y como ese aire frio me erizaba la piel. No había logrado dormir
correctamente despertándome, para mi desgracia, varias veces, sin conciliar
sueño alguno.
Mire el reloj azul que tenía en mi muñeca y apreté uno de
sus botones para poder ver la hora correctamente.
3:14 AM.
Demasiado tarde para ver la televisión, y muy temprano para
levantarse.
Suspire.
Sabía que Morfeo debía odiarme en este momento.
Me levante, no seguiría luchando por algo tan insignificante
como dormir, podría hacerlo luego.
Busque con mi mirada la PCP, la poca luz que iluminaba la
habitación era enviada por la luna a través de las ventanas, por lo cual lograr
encontrar a lo que sería la muerte a mi aburrimiento seria todo un logro hecho
realidad. Revolví, en silenció, cada rincón existente. Sentía como el cansancio
aumentaba conforme el tiempo pasaba, podía percibir como las horas transcurrían
rápidamente.
Exhausto, voltee para mirar el reloj de mi mesa de luz.
3:37 AM.
Seguramente dios debía estar burlándose de mí.
Resignado, frustrado y, podría decirse, cansado, me fui de
la habitación. Camine por el corto pasillo y baje las escaleras, no sabía
porque lo hacía, pero cualquier otra cosa sería más divertido que estar
buscando un objeto que seguramente no encontraría.
Entre a la cocina, las luces estaban prendidas, algo extraño
podría decirse ya que a estas horas era muy poco probable que alguien dentro de
la casa estuviera despierto.
Suspire.
No tenia caso pensar demasiado las cosas.
Agarre un vaso de vidrio de uno de los estantes y vertí un
poco de agua de una de las jarras que estaban en la mesada.
En ningún momento lo ingerí. Salí de la cocina yendo en
dirección al living, con el único propósito de encontrar algo con lo cual
divertirme.
No me importaba que sea la televisión, una baraja de cartas
o un juego de ajedrez, si podía matar mi aburrimiento, no me importaría nada.
Las luces del living estaban encendidas. En cierta forma,
esto empezaba a preocuparme, pero realmente me asuste al escuchar unos
murmullos cerca de la puerta entreabierta de mi destino. Observe por la ligera
brecha de luz como mis padres estaban sentados uno al frente del otro, en los sillones.
Se los veía tensos y la incomodidad se podía observar a simple vista. Mi padre
le dijo algo a mi madre, pero no podía oírlos con facilidad, me acerque lo más
que pude a la puerta y, agudizando mis sentidos, trate de escuchar lo más que
pude.
-¿y, que escusa me darás ahora?- dijo mi madre algo enojada
y ¿cansada?
Mi padre apretó sus puños mientras observaba un punto fijo
del suelo.
-kushina, yo…-mi madre interrumpió levantándose del sillón rápidamente.
-¡no me mientas minato!- mi madre estaba triste, podía verlo
en sus ojos -¡estoy cansada, cansada de que me mientas, cansada de no verte por
las noches, cansada de no despertar a tu lado!-veía como ella empezaba a
llorar-minato, ¡no te he visto en 3 días!-agrego-¡no estabas trabajando, entonces,
dónde estabas!-
Nunca había visto a mi madre tan mal, yo no podía entender
del todo el porqué ambos estaban peleando, pero si entendía una cosa.
Mi padre era el culpable del sufrimiento de mama.
Podía sentir como las lágrimas caían por mis ojos.
-kushina, tranquilízate- dijo mi padre con tristeza en su
vos- solo salí con mis amigos unos días para despejarme eso es todo- desvió la
mirada.
Los ojos de mi madre estaban rojos y sus lágrimas no paraban
de caer, se dejo caer en el sillón mientras observaba algún punto indefinido
del techo.
-solo dilo minato, dilo-estaba derrotada.
-¿decir qué?-mi padre aun no miraba a mama.
-que me engañas con otra mujer…- ella cerró los ojos
fuertemente mientras más lagrimas caían. Mi padre solo abrió los ojos con
asombro.
Hubo un gran silencio entre ambos, ninguno quería decir
palabra alguna.
-kushina ¿Qué te hace pensar eso?- ella lo miraba de forma
incrédula.
-minato-respiro profundamente, y lo miro seriamente- te
conozco desde la primaria, no, antes de eso…y por si fuera poco llevamos más de
13 años de casados-cerro los ojos con pesar- se perfectamente que me estas
engañando con otra persona.
Mama abrió los ojos, pero algo estaba diferente en ella. Su
mirada era fría, inexpresiva y, a pesar de tener los ojos rojos por el reciente
llanto, parecía emitir un aura diferente.
Como si otra persona estuviera en el cuerpo de mi madre.
-tú también me conoces muy bien minato, y sabes
perfectamente que algo que odio más que nada son las mentiras. Prefiero que me
digas que me engañaste con un montón de personas a que me mientas para tapar un
accidente-las lagrimas empezaron a caer de los ojos de mi padre-quiero que seas
sincero de una vez a sí que te lo preguntare nuevamente…-un enorme silencio
inundo la habitación- minato, donde y con quien estuviste estos 3 días-
Mi padre lloraba.
-perdón kushina-su llanto era cada vez mas fuerte-
perdóname, de verdad…-la miro a los ojos- yo… me enamore de otra persona.
Los ojos de mi madre se aguaron nuevamente.
-¿de quien minato?- su vos no se escuchaba con claridad.
Se creó otro silencio incomodo.
-uchiha fugaku-mi madre parecía no creérselo, lo miraba
esperando, seguramente, que fuera alguna de sus mentiras.
Pero se lo veía, mi padre hablaba muy enserio.
Según yo sabía, el tío fugaku era alguien de corazón frio,
solo lo había visto una o dos veces, por lo tanto no lo conocía bien, pero lo
que si sabía era una cosa.
El tío fugaku era hombre.
Y, según lo que yo sabía en esos 9 años, era que 2 hombres
no podían estar juntos.
O al menos eso fue lo que pensé en ese momento.
Tan concentrado estaba en la conversación que no me había
percatado como el vaso empezaba a resbalarse de mi mano.
-pero, pero, es un hombre- mi madre estaba desconcertada.
Sentí como el vaso abandono mi mano y caía chillonamente dividiéndose
en millones de pedazos mientras el líquido se esparcía por el piso. Mis padres voltearon
hacia la puerta, asustados.
Retrocedí torpemente clavándome en los pies pequeños trozos
de vidrio, y corrí, corrí como si mi vida dependiera de ello, corrí, sin
importar que mis pies dolieran.
No quería que ellos supieran que los había escuchado.
Subí rápidamente las escaleras, entre a mi habitación y me enrolle
bajo las sabanas. Por suerte, mi hermana tenía su habitación junto a la mía,
por lo cual, creía, que mis padres dudarían el cual de nosotros los había
escuchado.
Ellos abrieron la puerta lentamente, caminaron hacia mi cama
y me destaparon. Yo fingía dormir tranquilamente imitando la forma en la que lo
hacia mi hermana, ya que, si somos gemelos, nuestra forma de dormir debería de
ser parecida.
Y así lo fue, provocando que mis padres se fueran.
Ese día le agradecí como nunca antes a dios el haberme dado
el talento de la actuación.
Al día siguiente, mis padres actuaron como si nada de la
noche anterior hubiera pasado, yo desayune como una mañana normal junto a mi
hermana. Volviendo a la normalidad.
Los meses pasaron, no volví a presenciar otra discusión como
la anterior pero, yo me estaba dando cuenta, nuestra familia se rompía cada vez
mas.
Pero algo era diferente, mis padres parecían llevar bien el
rompimiento, algo que, anteriormente no pasaba. Ellos se miraban con cariño,
pero no con amor, eso fue algo que empezó a darse con el paso del tiempo.
Mi hermana parecía no darse cuenta de la situación en la que
estaba pasando la familia, y yo pensaba que por el momento era mejor así.
A los 10 años volví a ser testigo de otra discusión.
Era a la mañana, ese día me había escapado del colegio en un
intento de no presenciar las clases de la tarde, como mis padres no estarían
durante ese tiempo en casa, pensé que sería el momento perfecto para ponerme a
jugar con la computadora.
Cuando llegue a destino note que algo estaba mal. Podía ver
el auto de mi padre dentro del garaje junto al de mi madre, y había otro auto
estacionado afuera de casa.
Ambos deberían estar en el trabajo, no tenía sentido que
estuvieran ahí. Y el tercer auto estacionado ¿de quién era?
Por alguna razón creía saber la respuesta.
Fugaku uchiha
Trepe la reja del patio y me agarre a la enredadera que conectaba
a la ventana de mi habitación. Quería saber por mi mismo que es lo que estaba
pasando.
Al entrar, sigilosamente, camine por el pasillo y baje las
escaleras. No sabía en qué lugar podían estar mis padres con su invitado, pero
por alguna razón lo presentía, debían de estar en el living.
Me acerque a la puerta con la ligera esperanza de
encontrarlos, recibiendo, como respuesta, unos suaves murmullos provenientes de
la habitación.
¡Bingo!
Una sonrisa se formo en mis labios. Abrí suavemente la
puerta, lo suficiente para ver con claridad, pero sin delatar mi posición.
Tenía curiosidad, ansiedad, inseguridad, pero a pesar de
todo…
La sonrisa no desaparecía de mi rostro.
Mis ojos se fueron acostumbrando rápidamente a la diferencia
de luz, pudiendo ver claramente la situación.
Mi padre estaba sentado en una silla en una esquina, a su
lado estaba el tio fugaku, mi madre estaba frente a ambos colocando unos
papeles sobre la mesa que los separaba. Debajo de la misma, se podía observar
como ambos se apretaban de las manos fuertemente, mostrándose cariño de forma
muy disimulada. Los ojos de ambos mostraban el profundo amor que sentían el uno
por el otro.
Nunca había visto a mi padre mostrar esa calidez en sus
ojos, fue en ese momento en el que yo me di cuenta.
Minato nunca había amado a mi madre, solamente pensó que lo
sentía.
Y seguramente ella ya se había dado cuenta de eso.
Mi madre firmo unos papeles que, con disimulada tristeza, se
los dio a mi padre, el cual repitió la acción.
-kushina-le dijo- quiero que te quedes con la casa y todos
los bienes que haya dentro de ella, como también tu auto-ella quiso decirle
algo, pero mi padre la interrumpió antes que lo hiciera- yo viviré en la casa
de fugaku, no tienes que preocuparte por nada y, además, no quiero que esta casa
se pierda-cálidamente miro a mi madre- solo quiero que seas feliz-
Ella sonrió de felicidad mientras que una pequeña lágrima se
escapaba de sus ojos.
-gracias minato-
Fugaku observaba la escena con una cara ¿rara?, no sabría
decir muy bien que expresión tenia, parecía celoso, sí, creo que esa era su
cara, aunque también era neutra, no sé, el era raro.
Es el día de hoy que yo me pregunto cómo mi padre pudo
enamorarse de esa persona.
Fugaku interrumpió.
-minato-este lo observo-el juez a que conclusión llego con
sus hijos-
Abrí los ojos lo más que mis parpados me permitían.
¿Sus hijos? ¿Nosotros?
-cierto-su mirada se entristeció-kushina-dijo llamándole la
atención-el juez dictamino que veremos a los chicos 1 semana cada uno-
Fugaku entristeció, minato miraba fijamente a mi madre y
ella estaba sorprendida.
Quería llorar.
-¿qué quieres decir con eso?-dijo desesperada.
-tal y como lo escuchas-hiso una pausa-yo tendré a naruto
por una semana, mientras que vos tendrás a naruko por una semana-su mirada se
tornaba cada vez más triste-cuando esta semana termine, cambiaremos de hijo.
Mi madre se levanto de la silla.
-¡ellos no son objetos!-grito colérica-¡no son una cosa que
podamos renovar cada una semana!-hiso una pequeña pausa-¡son mis hijos!-
-¡eso ya lo sé!-estallo mi padre-pero esta es la única
forma….-apretó sus puños, para luego, golpear la mesa con ellos-el juez es el
único que puede tomar la decisión final….-
-¡pues yo me niego a hacerle caso al juez! ¿Qué puede saber
el de mis hijos?-mi madre estaba cada vez mas y mas enojada, nunca la había
visto de esa forma.
Mi padre le pego una cachetada en el rostro, ante la mirada
atónita de todos los presentes, incluyéndome.
-¡kushina no seas tonta, ambos sabíamos que esto ocurriría
desde el momento en el que decidimos divorciarnos!-mi padre estaba fuera de sí-¡enfrenta
la realidad!-
-¡minato basta!-grito el tio fugaku sosteniéndolo de los
hombros.
Mi madre aun estaba shookeada por el golpe recientemente
recibido, mientras que finas lágrimas iban cayendo.
-eso ya lo sé-susurro ella-¡ya lo sé!-grito-¡es solo que no
soporto la idea de no poder ver a uno de mis niños en ese tiempo, por más que
sea una semana, no lo soporto!-
Mi madre lloraba mientras era observada por nosotros.
Yo siempre supe que mi madre era fuerte de corazón, era
alguien imparable en sus creencias y en todo lo que ella hiciera. Pero solo tenía
una debilidad…
Mi hermana y yo, sus hijos.
Yo sabía perfectamente que ella nos necesitaba para poder
ser feliz y progresar, tal y como mi hermana me necesito en nuestra infancia…
Abrí la puerta completamente, dando a conocer mi presencia.
Camine lentamente ante la atenta mirada expectante de mis
padres y mi tío. Mirada que luego cambio por una de temor, seguramente ellos se
preguntaban hasta que punto yo había escuchado la conversación.
Me pare en frente de mi padre, sentía la mirada de mi madre
atrás mío y como ella me observaba de arriba abajo, como si tratara de
comprobar si yo en verdad me encontraba ahí.
Mire de forma desafiante a mi padre, que, a pesar de que mis
ojos delataran el reciente llanto, podía ver como él me miraba atentamente.
-minato, me quedare con mama-todos en la sala se
sorprendieron de gran manera, sobre todo minato, ya que nunca lo había llamado
por su nombre.
-¿Qué estás diciendo naruto?- mi madre no se lo creía-tu, tú
no puedes decidir eso-termino la frase tristemente.
Me enoje, no quería destruir mas la familia de lo que ya
estaba, pero mi madre me necesitaba.
Eso era suficiente para mí.
-yo decidiré lo que tengo que decidir, y en este momento
decido vivir solamente con mi madre-mi madre empezó, nuevamente, a llorar,
mientras que mi padre con ira y tristeza me gritaba.
-¡namikaze naruto! ¡Esto no es un juego!- las lagrimas empezaron
a caer de nuestros ojos-¡no es algo que vos puedas decidir!-agrego-además... ¡eso
significa que no te importa si no me ves más!-
Hubo un tenso silencio, no quería responder, no quería…
Pero debía hacerlo.
Baje la mirada y con un tono firme se lo dije.
-es verdad…. No me interesa- mi padre se veía extremadamente
triste, como si en cualquier momento se fuera a desmoronar, podía escuchar a mi
madre llorar mas fuerte a mis espaldas y, por último, podía ver como fugaku me
miraba enojado, no, enojado era poco, creo que la palabra correcta seria
iracundo.
Hubo un gran silencio.
-naruto….vete-dijo mi padre firmemente.
Y, como él me ordeno, así lo hice.
Salí del living y subí a mi habitación.
Es el día de hoy que me arrepiento de lo que dije….
Pero ya no había marcha atrás.
Como decía mi abuela lo hecho, echo esta, asique fíjate bien
en lo que haces.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios