• Posted by : Unknown 14 mar 2014




    Instituto Konoha.

    Así, si no me equivoco, era como se llamaba aquel lugar.

    Una escuela exclusiva para gente adinerada de gran poder y estatus económico, o simplemente, para chicos becados los cuales tenían una inteligencia superior.

    Que estupidez.

    El solo pensar que estaría rodeado de gente prepotente como Sasuke, los cuales te arrebatan todo lo que es más preciado para ti con una sonrisa victoriosa en el rostro, provocaba que me dieran ganas de vomitar.

    Sonrió irónicamente.

    ¿A quién trataba de engañar?

    Naruko se había alejado de mi lado por voluntad propia, ella siempre había deseado hacerlo, siempre quiso separarse de mi lado.

    Veo como otras personas con el mismo uniforme que yo cruzan la entrada, pasando a mi lado mientras están sumergidos en sus propios mundos.

    Este sería el lugar donde yo renacería.

    Y, con ese pensamiento, me dirigí hacia la entrada.

    Era un instituto normal de Japón, lo único que podría resaltar era que estaban más limpios los pasillos y mas cuidados (obviamente con un aire acondicionado y estufas en cada salón, pero eso era un tema aparte).

    No me parecía la gran cosa.

    Comienzo a seguir a la multitud de estudiantes, para luego, terminar en un salón, el cual deduje, era el salón de conferencias escolares.

    Sonreí para mis adentros, si bien mi sentido de orientación siempre había sido pésimo, el seguir a los demás tenía sus lados positivos.

    Escucho un griterío proveniente del público femenino, provocando que me volteara para lograr entender el porqué del mismo.

    Suspire, esto debía de ser una broma.

    No, TENIA que serlo.

    En una de las entradas de aquel lugar, venia caminando un Sasuke junto con otros 4 chicos y 1 chica, sumándole a Naruko claro estaba.

    Sin contar, que uno de los chicos los cuales iban con el bastardo parecía su mismísima copia.

    No tenía suficiente con uno, y ahora venían 2.

    Está bien, debía de admitir que ellos eran de mi tipo, pero ¿realmente era necesario tener un grupo de chicas rodeándolos a gritos?

    Sinceramente, las mujeres son raras, sin ninguna duda.

    No me sorprendería para nada el que alguna de ellas quisiera trabajar como criada en nuestra casa o, al menos, que lo hubieran intentado.

    Agradecía interiormente el no haberme subido junto a ellos en el mismo auto para ir al instituto a pesar de las quejas de Naruko.

    Luego de eso, la ceremonia de apertura se llevo a cabo.

    Una chica, la cual sus cabellos tenían un color exageradamente rosa, nos dio una charla alegando ser la presidenta del consejo de estudiantes.

    Al parecer, no era obligatorio el estar anotado en un club después de clases, lo cual agradecí interiormente.

    Al terminar la misma, cada uno subió a sus respectivos salones, no sin antes claro estaba, pasar por la “planilla de ubicación”.

    Esta te permitía saber en qué sector estaríamos y, por lo que había leído en uno de los volantes que me dio Minato sobre esta escuela, el posicionamiento de los estudiantes era relativo a las notas del mismo.

    Aunque yo me cuestionaba internamente el cómo me posicionarían ya que no hice un examen de ingreso, trate de no darle mucha importancia al asunto.

    Comenzó a buscar mi nombre, hasta que lo encontré.

    Uzumaki Naruto Salón 2-A

    Una vez logrado mi objetivo, no pude evitar que mis ojos se desviaran.

    Uchiha Sasuke Salon 2-S

    ¿S?

    ¿Había sección S?

    Namikaze Naruko Salón 2-S

    Al parecer si, si existía el sector S.

    Suspire derrotado, ni siquiera podría estar en el mismo sector que ellos.

    Aunque muy a mis adentros estaba agradecido, quien sabe cómo me sentiría el no solo verlos coquetear dentro de la casa, sino también dentro de la escuela.

    Veo a una chica rubia la cual le pregunte la ubicación del salón 2-A, la cual me respondió gustosa.


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    Las clases fueron extremadamente aburridas, la primera fue de literatura, enseñada por un tal Kakashi, el cual, por si fuera poco, nos mantuvo esperando 30 minutos, para luego sonreír despreocupadamente y comenzar con la clase.

    Por su físico y el contorno de su cara, podía deducir que se trataba de alguien MUY interesante, era una lástima que tapara la mitad de la misma con una bufanda, sin contar, claro estaba, su habito de dejar esperando a la clase.

    Porque yo estaba más que seguro que esta sería la primera, pero no la última vez que nos dejaba esperándolo.

    La segunda hora fue de Química, con un profesor llamado Orochimaru y su asistente Kabuto.

    En lo personal, tratare de mantenerme lo más alejado a ellos, sobre todo al cara de serpiente ya que con solo ver  su mirada me dejaba muy en claro que se trata de un pedófilo, y de la peor clase.

    En la tercera, tuvimos hora libre.

    ¿La razón?

    Al parecer, los horarios fueron mal organizados, mezclándose nuestra hora de matemática, con la de otro curso.

    Realmente, las escuelas son todas iguales, no importa cuánto dinero inviertas en ellas.

    Desvió mi mirada hacia mi compañero de banco, un chico pelirrojo de ojos verdes.

    Su mirada era algo atemorizante y, si le agregamos el tatuaje con un kanji que dice “Amor” en la frente, cualquiera no dudaría en pensar de que se trata de un hijo de un Yakuza o de alguien con un pasado problemático.

    Ese chico seria la típica persona a la cual nunca, en mi vida, me acercaría.

    Ya que el, me traería problemas.

    Pero había algo, algo en el que me recordaba a mí, aunque no sabía cómo explicarlo.

    Y esa fue la razón por la cual decidí hablarle.

    -hola soy Naruto ¿tú eres? – el pelirrojo me observo levemente, para luego, volver a mirar el cielo por la ventana.

    Obviamente estaba tratando de ignorarme, pero eso era algo que no se lo permitiría, no a mí.

    -al menos podrías contestarme – volvió a mirarme para luego decir.

    -no estoy obligado a hacerlo – yo tenía razón, todos en esta escuela eran como ese bastardo, y acá, a mi lado, tenia al bastardo numero 2.

    Suspire, por decima ves en el día.

    -¿acaso nadie nunca te enseño a ser cordial? – el decidió mirarme a los ojos, con el ceño ligeramente fruncido.

    Definitivamente ese comentario lo había molestado, pero eso no me importaba, el no tenía el derecho de intentar ignorarme.

    -si sabes lo que te conviene, no me hables – estaba serio, absorbiéndome con esos ojos aguamarina tan profundos, yo sonreí.

    Ahora entendía todo, ese chico me hacia acordar a mí de niño, antes de que me violaran, cuando únicamente conocía ser maltratado por otros.

    Cuando lo único que deseaba era tener un amigo.

    Bueno, a decir verdad, no había cambiado mucho desde entonces.

    -ne ¿quieres que seamos amigos? – el me miro, expectante, como si tratara de procesar lo que había dicho con anterioridad, no lo culpo, el que un chico de 16 años repentinamente te ofrezca su amistad como un nene de 5 años siendo que apenas habían cruzado palabras y media no era algo que se veía todos los días.

    Aunque yo no me caracterizaba por ser alguien demasiado predecible que digamos o incluso, racional.

    Al ver que yo no retrocedía a mis palabras, el finalmente me respondió.

    -¿acaso estas mal de la cabeza? – yo me encogí levemente de hombros.

    -reconozco que mi propuesta es rara, pero me caes bien, y quiero ser tu amigo – le extiendo la mano con una sonrisa esperando su respuesta.

    El simplemente me miraba expectante, sin creérselo, pero había algo que verdaderamente me conmovió, y eso fue un ligero destello de felicidad y esperanza el cual fue delatado por sus ojos.

    Pero aun así, pude ver desconfianza en ellos.

    El me sonrió.

    -Sos raro – y, dicho eso, volvió a ignorarme.

    En cierta forma, me pareció alguien verdaderamente interesante, una persona la cual podría confiar.

    A pesar de su respuesta, no me deprimí, seguiría insistiendo, ya que yo estaba seguro de que el seria mi amigo.

    Tal era el caso, que no me había percatado él como los demás nos observaban mientras susurraban entre ellos.

    Realmente seria alguien que me causaría problemas.


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    Al terminar las clases, mi vecino de dudoso nombre desapareció, sin dejar rastro alguno. Esto sin duda alguna había captado mi interés, al parecer mis palabras habían causado un mínimo de efecto en el.

    Procedí a salir del salón, para luego, salir de ese establecimiento.

    No me iría junto a “La pareja feliz”, después de todo, si lo hiciera solamente ese sentimiento de traición volvería a aparecer en mi mente junto a ese malestar en mi pecho el cual no lograba descifrar a que se debía.

    Además, seguramente yo sería una molestia para ellos.

    Demore 40 minutos en llegar a “La Mansión Uchiha”, los cuales me sirvieron para pensar sobre muchas cosas.

    Una de ellas era: ¿realmente Naruko y yo éramos tan diferentes?

    Esa duda, desde hace años, me la había planteado.

    Siempre todos habían preferido estar junto a ella que estar a mi lado.

    ¿Acaso era porque yo soy hombre? ¿O por estas marcas en mis mejillas las cuales únicamente yo poseo?

    No, eso no era posible, ya que aun cuando yo no las tenía, ella era adorada por todos.

    Entonces ¿Cuál era la diferencia?

    Ambos somos gemelos, entonces ¿Por qué éramos tan diferentes?

    No podía comprenderlo, no podía entenderlo.

    ¿Si yo hubiera nacido mujer, acaso, sería igual de querida o amada como ella?

    ¿Por qué había nacido hombre?

    Sonreí, sabía más que nadie que el plantearme todas esas incógnitas no me serviría de nada.

    Después de todo, nuestras personalidades eran más que opuestas, ya que nuestra crianza había sido diferente.

    Habíamos vivido situaciones diferentes, logramos adaptarnos al mundo a través de diferentes métodos.

    Fue algo inevitable, fue el destino el cual cada uno de nosotros había forjado.

    Comenzó a reír levemente.


    ¿Acaso no sería hermoso el poder destruirlo?



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