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Posted by : Unknown
4 mar 2014
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A partir de mis palabras, la relación entre mi padre y yo
quedo muy dañada.
A los 11 años el divorcio se completo.
Mi hermana fue la que peor se lo tomo, algo comprensible en cierta
manera, pero se logro adaptar rápidamente.
En mi caso, el juez decidió, al ver que no cambiaba de
opinión, crear un “régimen de visita” entre mi padre y yo. La condición era que
tenía que verlo los lunes, miércoles y viernes de 5 a 7 de la tarde encontrándome
con él en ichiraku ramen. Según el juez, esto se usaba para que “el lazo padre
e hijo” no se perdiera, ya que nosotros estábamos “unidos por la sangre”. Lo
pensé en ese momento y aun hoy sigo pensando lo mismo.
Que estupidez.
Yo vivía tranquilamente con mi madre y, durante un tiempo,
con mi hermana. Tenía una vida tranquila en cierta forma, y además, hacía
tiempo que me había acostumbrado al trato que tenía en la escuela, por lo
tanto, podría decirse que tenía una buena vida, si dejamos de lado pequeños
detalles….
Cuando entre a la secundaria, mi vida, al contrario de lo
que creía no se vio muy afectada. La razón, la mayoría de mis compañeros de la
primaria también se encontraban en esa secundaria.
Para agregar, mi hermana no se encontraba en el mismo
instituto que yo, ya que ella iba a la misma escuela que sus hermanastros. Una
escuela privada de gente adinerada, mi hermana ya se encontraba en un mundo
diferente al mío.
A los 13 años, cuando estaba cruzando los problemas de la
pubertad, me di cuenta de algo.
Los profesores y los chicos de grados superiores e incluso
algunos de mis compañeros de curso me miraban de forma extraña, no podía
identificar muy bien la mirada, solo podía decir que era una mirada diferente.
Fue en ese tiempo en el cual yo empecé a cambiar
drásticamente.
Estaba en un extremo alejado de la plaza, en un lugar
prácticamente olvidado. Las cadenas oxidadas manchaban y raspaban levemente mis
manos ligeramente cortadas. Ese día unos chicos se habían excedido en los
golpes que me habían dado, llegando al punto de prácticamente no poder moverme
del dolor.
No podía llegar a casa.
No podía levantarme de la hamaca.
Mi celular se encontraba roto por alguno de mis agresores.
Vaya mierda.
La respiración iba haciéndose más fluida por momentos, el
dolor punzante de mis piernas, cabeza y estomago no disminuía.
Para agregar hoy era luna nueva, haciendo que no pudiera ver
más allá de los espesos arboles que me rodeaban a 10 metros de distancia.
No estaba seguro de que hora era, pero si calculaba bien,
debían de ser las 11 de la noche.
Mi mama debe de estar
preocupada.
Era frustrante, estar a 1 cuadra de mi casa y ni siquiera
tener la fuerza de levantarme de una hamaca.
Bueno de por si era un milagro que pudiera caminar 10
cuadras hasta acá.
De repente, escuche como un grupo de chicos se reía. Me
asuste, creía que podían ser los mismos chicos que hacia horas atrás me lastimaron.
Me trate de parar, pero mis piernas flaquearon. Quería
esconderme, pero la pregunta era...
¿En dónde?
No había nada a mi alrededor que no sean los arboles y, para
agregar, no podía trepar ninguno.
Los pasos se acercaban cada vez más y más.
La desesperación me dominaba.
No podía hacer nada.
Vi como 3 siluetas se acercaban hablando entre ellos, fue
entonces cuando me di cuenta.
Esos chicos eran otros.
Suspire aliviado.
Ellos debían de tener aproximadamente 19 a 23 años, uno tenía
el pelo castaño y ojos marrones y tenia pircing alrededor de la oreja
izquierda, el segundo era rubio opaco, tenía los ojos marrones y pircing
alrededor de su oreja derecha. Pero el último era algo diferente, su pelo era
rojo y sus ojos eran ¿bordo?, si, creo que ese era su color, al contrario de
los anteriores, este no parecía un pandillero, sino alguien de mucho dinero, se
podía notar la elegancia y gracia en cada uno de sus pasos, como si de un demonio se tratara. No podía ver del
todo sus caras pero de algo estaba seguro, ellos no se habían dado cuenta de mi
presencia.
O al menos eso creía, ya que segundos después, el rubio me
señalaba con una sonrisa.
-¡idiotas, nos encontramos a un gato perdido!- ambos me
observaron detenidamente, el castaño sonrió, o al menos eso me pareció notar.
Pero el pelirrojo era diferente, este solo me miraba, como si analizara cada
una de mis reacciones, como si pudiera ver a través de mi alma.
Me asuste.
El castaño se acerco lentamente, inclino su cuerpo hacia
adelante con el único propósito de ver mi rostro. Nuestras miradas se cruzaron,
el castaño, a simple vista, parecía un chico normal, pero sus ojos demostraban
otra cosa. En ese momento, no pude descifrar por completo su mirada, pero si sabía
algo, ellos no eran normales. De un rápido movimiento, jalo mi pelo rubio hacia
atrás provocando que mi cabeza girara para esa dirección.
-¡saru!-se dirigió al rubio con una sonrisa-¡no es un
gato!-se acerco a mi rostro-¡es un zorro!-
-¿acaso hay mucha diferencia?-dijo el rubio-tu qué piensas
kyubi-sama-ambos chicos voltearon a ver al pelirrojo, este los miraba de forma
indiferente, como si ellos fueran simples peones listos para desechar en
cualquier momento.
Al ver la momentánea oportunidad, trate se zafarme del
agarre del castaño, pero, al no poder escapar por la diferencia de fuerza, le
mordí fuertemente la mano desocupada haciendo que este me suelte
instantáneamente.
-¡hijo de…..!-grito.
Trate de escapar con la poca energía que me quedaba, pero
este logro agarrarme de la muñeca. Sentí como me jalaba y, dispuesto a pegarme
un puñetazo en la cara, cerró su puño con fuerza. Cerré los ojos preparándome
mentalmente para el fuerte golpe.
Pero el golpe nunca llego.
Lentamente abrí los ojos, el pelirrojo sostenía fuertemente
su brazo derecho.
¿Por qué me protegió?
Realmente no entendía que era lo que sucedía.
-inu-mi protector se dirigió al castaño fríamente-¿en qué
momento te permití pegarle al niño?-el castaño estaba nervioso, eso era algo se
podía ver a simple vista.
Según el cómo pasaban las cosas, poda deducir que el
pelirrojo, o kyubi-sama como ellos los llamaban, era el líder o superior de los
otros 2. En resumen, la única forma de escapar a salvo era pidiéndoselo al
pelirrojo, pero eso era algo que nunca aria, me conocía demasiado bien como
para saber eso.
-perdón kyubi-sama-se lamento- no volverá a suceder-este se
mordió el labio fuertemente inclinando la cabeza hacia abajo.
-eso espero inu-afilo su mirada-ambos retírense-se
sorprendieron, el rubio iba a replicar algo, pero al ver que este no cedía,
ambos se fueron silenciosamente.
Estábamos solos.
El pelirrojo volteo a verme, su porte y aura demoniaca se
podía sentir a la distancia, pero lo que realmente paralizaba era su mirada,
una llena de maldad, tristeza, soledad… esa persona había vivido demasiadas
cosas, cosas que yo jamás entendería ni sabría, pero lo que si sabía era que,
esa persona podía entenderme como yo a él.
No dejábamos de analizarnos con la mirada.
Tan concentrado estaba que no lo había notado, no me di
cuenta que mi cuerpo temblaba, tampoco como mi ritmo cardiaco aumentaba al
compas de mi miedo, el cómo se acercaba, paso por paso hacia mí. A pesar de que
lo intentara, no podía moverme, era como si alguna fuerza impidiera a mi cuerpo
moverme con completa libertad.
Fue solo un segundo suficiente.
Una sonrisa se formo en sus labios, no sabía el porqué de
esta, ni tampoco el porqué de sus siguientes palabras.
-me gusta-dijo- eres alguien muy capas cachorro-estaba
delante mío, agachado.
Poso su mano delicadamente en mi pera y, con una gracia
digna de un demonio, levanto mi rostro provocando que estos estén a centímetros
de distancia.
-pero,
desgraciadamente, estas incompleto-
Con rudeza, me empujo hacia atrás. Sentía el frio pasto
rosar con la tela de mi remera en mi espalda y veía como él se posaba encima mío.
Agarró mis manos poniéndolas arriba de mi cabeza de forma
brusca y, con su otra mano, procedió a levantar mi remera mientras que tocaba
suavemente mi vientre seguido de mi pecho.
Su mano era cálida provocándome un ligero escalofrió al
hacer contacto con mi fría piel.
Trate de escapar de su agarre, mi cuerpo dolía, pero yo
escaparía.
Tenía que escapar.
Su mano derecha empezó a bajar hacia mi pantalón y, con
fuerza, apretó mi miembro sobre el pantalón.
Un extraño ruido salió de mi boca seguido de un quejido de
dolor.
El sonrió.
-a pesar de ser un niño, tienes el cuerpo muy lujurioso-
Empezó a bajar rápidamente mi pantalón.
- ¿sabes? Yo era como tú de niño-
Agarro mi miembro
fuertemente, trate de juntar mi piernas para impedírselo, pero no funciono…
-fui violado en este mismo lugar a una edad muy similar a la
tuya-
Mi cuerpo se sentía cada vez más extraño, sentía un hormigueo
en mi miembro como también en mis piernas, las fuerzas se me iban por momentos.
Levanto mis piernas haciendo que mis rodillas toquen mi vientre y, con rudeza,
metió un dedo dentro de mi ano.
-ella me cambio la vida, me hiso su sucesor-
Sentía como su dedo entraba y salía, era una sensación
molesta y extraña para mí. Con fuerza, agrego 2 dedos más. Mi espalda se
arqueaba mientras más sonidos raros salían de mi boca, no podía escapar, no
podía hacer nada. Solo quiero que alguien me salve, mama, papa, hermana, dios,
quien sea…
-y tú serás el mío, yo te completare-
Retiro sus dedos y, con una gran rapidez, desabrocho su pantalón
y saco su duro miembro dejándolo a plena vista. Vi como el levantaba mis
caderas sin delicadeza alguna y como apoyo su punta en mi entrada, y fue en ese
momento cuando me di cuenta…
El quería meter esa gran cosa dentro de mí.
Ejerció presión en mi entrada, seguida de un desgarrante
dolor que iba en aumento.
Era una locura, esa cosa no iba a entrar en mí, era
imposible que eso entrara en mí…
Grite, grite y grite.
Nadie respondía a mis suplicas, nadie me venía a ayudar.
Estaba solo.
Sentía como ese pedazo de carne palpitaba en mi interior
lentamente y como algo liquido fluía dentro de mi entrada cayendo como gotas en
el piso.
Dolía, dolía como nunca antes había dolido.
Hasta que finalmente entro.
Estaba quieto, el no se movía, solo sonreía.
-Sos muy estrecho cachorro- me veía, disfrutaba de la
situación, yo solamente lo miraba, con todo el odio que sentía en ese
momento-tan estrecho que hasta duele-
Empezó a moverse lentamente dentro mío, mi vos solo era
capaz de transmitir uno que otro quejido.
No tenía fuerzas.
Nadie vendría a ayudarme.
Estaba solo.
Solo en este lugar que hasta hace poco era mi refugio.
Mi lugar.
Las envestidas eran cada vez más fuertes, mi cuerpo no se movía,
no me respondía, ya no me pertenecía.
Escuchaba los roncos gemidos de aquel demonio.
A pesar de tener la vista nublada por las lágrimas, podía
ver como él se acercaba y, demandantemente, me mordía el labio inferior
mientras me besaba.
Yo no entendía el porqué su lengua entraba en mi boca,
rodeando la mía mientras que me mordía fuertemente.
Las estocadas aumentaban cada vez más, el demonio gimió
ruidosamente mientras que sentía como un fluido entraba profundamente dentro de
mí.
Dolía, ese líquido que repentinamente salió dentro de su
miembro me estaba lastimando.
Tenía una sensación parecida a la de orinar y,
repentinamente, un liquido blanco hasta ahora desconocido para mi, salió de mi
miembro.
Me faltaba el aire, parecía que había corrido cientos de cuadras
de lo cansado que estaba.
Ese demonio también estaba cansado, se lo veía.
Salió de adentro mío, provocando que el aire hiciera
contacto con mis heridas.
El dolor aumentaba.
Tenía frio.
Tenía sueño.
Mis lágrimas seguían cayendo.
El me miro, pero pude descifrar una cosa.
El tenia lastima por mí, o al menos eso me pareció ver.
-espero que algún día nos volvamos a ver, cachorro-se
abrocho los pantalones y antes de irse dijo-pero, hasta que ese día llegue,
tienes que vivir-
Pude ver como se alejaba y, antes de que desapareciera en la
distancia, mis ojos se cerraron.
Y dormí, dormí esperando que el mañana jamás llegara.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Me despierto.
Abro mis ojos quedando cegado por unos segundos por la gran
luz proveniente de esa habitación.
Mi vista logra acostumbrarse lentamente, logrando ver el
blanco techo deteriorado levemente por los años.
Giro mi cabeza hacia la derecha, pudiendo ver el hermoso cielo a través de la ventana.
¿Dónde estaba?
Trato de sentarme, pero algo andaba mal.
¿Por qué no sentía el rozamiento de mi piel con las sabanas?
¿Por qué no sentía el colchón?
Con mi mano izquierda, clave mis uñas en la muñeca de mi
mano derecha.
Nada.
No sentía nada.
Me asuste.
Me clave las uñas una y otra vez, la sangre empezaba a
brotar de mi muñeca.
¿Por qué no me dolía?
Escucho el rechinar de una puerta al abrirse.
Retrocedo, espantado.
Podía ser el, podía ser ese demonio.
Caigo de la cama y apoyo mi cuerpo en un rincón de la
habitación.
El intruso entra.
-veo que has despertado, cachorro-
Era el.
Las lágrimas empiezan a caer.
Grito, desesperado.
No quiero que se acerque.
Agarro lo más cerca que encuentro y se lo tiro.
El florero explota
contra la pared opuesta a mi ubicación.
El sonríe.
Empecé a tirarle lo primero que encontraba, pero no lograba
pegarle con nada.
Sigo gritando.
Unas personas con ropa blanca entran rápidamente a la
habitación, 2 de ellos me sostienen fuertemente y el último me inyecta algo en
el brazo.
Intento resistirme lo más que puedo.
Me siento débil.
Ellos me sueltan.
Y caigo completamente en el piso, ellos dicen algo, pero no
logro entenderlos completamente.
Todo se vuelve oscuro.
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